En 1956, una chavala de 16 años de nombre Anna Mae Bullock se traslada desde su hogar en Nutbush, Tennesse, para instalarse junto con su madre y su hermana en St. Louis. En uno de esos locales nocturnos donde solo se oía música blues, conoció a un mediocre guitarrista, pero con gran olfato para el show-business, de nombre Ike Turner, y al poco acaba casándose con el y cambiando su nombre por TINA. En 1960 grababan con el nombre comercial de Ike & Tina Turner el tema que os propongo hoy, el primero de una larga serie de canciones propias, versiones de los grandes del momento (de Bob Dylan a la Creedence Clearwater Revival, pasando por los Beatles y los Stones) y miles de actuaciones explosivas que les granjearon fama y reconocimiento artístico durante mas de 16 años. Por el camino recibía tundas de su crápula y egocentrico marido, por lo que cuando ya no pudo mas le mandó a echar vientos con el resultado por todos conocido: el en la carcel y ella vendiendo 11 millones de discos con Private dancer
La canción que os traigo hoy, extraída de su primer LP, The soul of Ike & Tina Turner, define y sintetiza su estilo a partir de entonces: 4 acordes acelerados, letras sencillas y superficiales (vale, no es el caso en Nutbush city limits, pero me entendéis), acompañamiento coral femenino (las célebres Ikettes, emulando a las Rayettes de Ray Charles), y un chorro de voz incomparable que le da sentido y dirección al conjunto.
En este enlace que os dejo, no se acaba de percibir con nitidez su portentosa voz, pero si la presencia imperial en el escenario de Tina, cuestión esta que hoy en día, sobrepasados los 70 palos todavía le define. Que os aproveche.
La letra, aquí mismito
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