sábado, 11 de agosto de 2012

Freddie King - Palace of the king

Hoy traemos a escena al tercero de la "dinastía King" del blues (después de BB y Albert), el virtuoso tejano Freddie King. Un tipo curioso este Freddie, no solo por su forma de entender la vida y el negocio, sino principalmente por su insobornable compromiso con su arte. Nada de Marketing, ni asesores de imagen, ni estudios sociodemograficos. Pura cabezoneria y tenacidad.


Y eso que el bueno de Freddie empezó su carrera grabando temas instrumentales del tipo del Hide Away (que enventualmente se ha convertido en un standard que todo combo bluesero que se precie ha de saber tocar de carrerilla) que le abocaban a la irrelevancia. Ya entonces deslumbraba su estilo de tocar la guitarra, heredero del de Jimmy Rogers (del que algo hemos comentado por aquí), y reconocible a leguas de distancia: metálico, cortante y barroco, no hay guitarra de blues que empezará en esto después de los 70 que no haya sentido punzadas de envidia al escucharle.

Pero eso era despreciar unas dotes como vocalista que provocan vergüenza ajena. Con ese bozarrón de barítono (al que no se ha descubierto aun que haya fallado una nota o un tono) se podían lograr maravillas con solo darle el material adecuado. Se puso timidamente a ello, pero no consiguió dar con tecla, pese al creciente reconocimiento como músico de los bluesman blancos llegados de Gran Bretaña. Ya sabéis, aquello de "que bueno eres, titán; grabamos unos punteos en mi próximo disco"

En estas apareció el sagaz Leon Russell. En el sello de Russel, Shelter Records (creada en 1969, y que tuvo la habilidad de descubrir otros insignes artistazos, algunos de los cuales aparecen frecuentemente por estas paginas, como JJ Cale o Tom Petty & The heartbreakers), grabó en los antiguos estudios de Chess Records 3 álbumes legendarios que son indiscutiblemente reconocidos como lo mejor que jamas ha producido Freddie King: Getting ready (1971), Texas cannonball (1972) y Woman across the river(1973). Poco despues se enfadó con Russell (tienes la rara costumbre de conseguir este tipo de reacciones entre tus protegidos, amigo Leon), pergeño otro disco menor en 1974 y palmó en la carretera de una pancreatitis aguda a la edad de 42 años. Un tipo como el, orondo y vividor, amigo de la juerga, el alcohol y las mujeres, que además no perdonaba una actuación (el tío se subía a las tablas 300 días al año de media), no podía esperar otro final.

Mas intérprete que creador, su arte consistía en versionar con maestría canciones de otros bluesman (BB King principalmente) y refinarla noche tras noche en cada garito que le tocaba en suerte. La cancion que os propongo hoy, Palace of the king, es buen ejemplo: Escrita por Leon Russell con motivo de su primer disco juntos, está inspirada en las propias visicitudes de King. Comienza con un pesado riff, casi rock, que se va punteando por las agudas notas de Freddie, y concluye en un tremebundo estribillo, casi gospel, que te impele a sacudir la cabeza y dar botes como un endemoniado.  

Lamentablemente, no la he encontrado interpretada en directo, así que os la dejo en videomontaje tal y como la grabó en 1971. La letra, siguiendo el enlace.



A cambio, os traigo un par de regalos: Primero una interpretación muy sui generis a cargo de una de las bandas españolas de rock mas interesantes que conozco, The Right Ons (presentación, as always, a cargo del Youngie)


Y para rematar el post, el gran Freddie King en concierto (en Estocolmo), poco antes de palmarla. Verle en acción, su magia a la guitarra, es toda una experiencia. Pues aquí tenéis mas de una hora de concierto. Para flipar.





jueves, 9 de agosto de 2012

The Kinks - Lola

Este que os traigo hoy es un grandisimo tema, uno de esos que te demuestran que hay alma en los seres humanos. O así. En una epoca en que los Kinks parecían perder fuelle y la frescura de sus inicios, los de Ray Davis se cascaron una maravilla de letra perversa que les puso en el hiperespacio de nuevo. Era el año de nuestro señor de 1970.


Esta canción evoca inevitablemente a esa otra Lola, la Lolita de Vladimir Nabokov de 1955 (Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-lita: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta.), una novela magistral, compleja y perturbadora, y la no menos deslumbrante versión cinematográfica de Stanley Kubrik

En cuanto al líder del grupo, Ray Davis, no se queda a la zaga: es un auténtico ilustrado, dotado de acidez, imaginación e intelecto. Mucho nivel, poesía y mala baba. Lo que uno espera de un verdadero y educado inglés: ironía, ingenio, flema y fair play. Y la misma lengua de serpiente que Ian Anderson, otro que tal baila.

Os dejo un vídeo con la interpretación televisiva de la época. Disfrutad, queridos lectores.


La letra, plena de ironía, la podéis encontrar aquí.

domingo, 5 de agosto de 2012

John Denver - Country roads

Para momentos freakis no hay nada como un poco de country en escenarios sobrecargados de decoración cow-boy-kitsch.

Como tantas otras veces, tuve que esperar a que esos jovencitos británicos de principios de los 60 se pusieran a experimentar con el country y el bluegrass para empezar a buscarle el punto a estos cowboys embutidos en vistosos y ajustados eskijamas de lentejuelas. Hasta entonces el country solo lo relacionaba con Dolly Parton y su enorme pechera, películas pseudohumorísticas de Burt Reynolds, y aquel gañan gordito con camisas de mercadillo tailandés, el tal Garth Brooks.

Más tarde me tocó tragar una por una mis poco agradecidas palabras en torno al particular, cuando fui aprendiendo a apreciar a ese grandísimo artista que fue Johnny Cash, muy especialmente a raíz de esa legendaria serie de albumes producidos por Rick Rubin en American Records. Pero por lo general no es un genero que siga o me emocione en absoluto - incluso cuando el gran JJ Cale introduce de rondón alguna cancioncilla en sus discos.

Pero luego estás en un tercer tiempo en un pueblo perdido de Gales, y entre pinta y pinta salta un espontáneo guitarra en mano, se casca este Country roads que hoy os propongo, y 50 tipos voluminosos y curtidos en los campos de rugby se hartan a cantar el estribillo entre abrazos y bromas. 

Solo por propiciar ese momento se ha ganado el creador de la melodía, un tipo con pinta de globero que respondía hasta 1997 al nombre de John Denver, que le dedique un post. Este hombre lanzó el tema en 1971, y lo catapultó a partir de entonces al olimpo del country, que es de suponer que se trata de un lugar con abundancia de tabaco de mascar y carne seca de reno. O así.


 Hala, aquí os la dejo en la actuación mas pastelona que he encontrado del interfecto en Youtube. Cuando me meto en la cocina, me meto bien.


miércoles, 1 de agosto de 2012

Paul Weller - The changingman

Hoy os traigo un paisano relativamente desconocido para mi. Casi una blasfemia, pero es lo que hay. Mr Paul Weller es una de esas glorias nacionales británicas, fundador y frontman de The Jam, artista independiente y estiloso, y reverenciado generalmente como padrino del mod, o Modfather. Sea, yo a este muchacho ya le conocí muy mayor, los Jam nunca me impresionaron lo suficiente como para gastarme las perras en sus discos, y el movimiento elegantón de los mods me rozó solamente (y además, yo estaba alineado, siquiera emocionalmente, mucho mas con los metaleros), y nunca me involucré. Bueno, salvo aquella vez en la Euroyeye de Gijón, mamados hasta las cejas y conduciendo unas Suzukis sin matricular entre Vespas y Lambrettas. Pero esa es otra historia. 


El caso es que al tipo le he visto en concierto 2 veces, la primera hace casi 10 años. Y nunca me hizo especial gracia. Lo justo para pasar una buena hora y media de rock'n'roll entre la modorra generalizada del indi-pijo-gafapasta-moderno-que-te-cagas festival (internacional, o lo que sea) de Benicassim. Que en realidad ya es mucho; 4 años de camarero me he tragado frente al escenario verde y puedo atestiguarlo.

A lo que iba; vivía yo tranquilo y ajeno a las hazañas de Weller, hasta que me dió por leer una entrevista al último ganador del Tour, Bradley Wiggings, el único ciclista mod del que tengo noticia, con patillacas y todos los avíos. Pues bien, el tipo habló de musica en esa entrevista y me incitó a descubrir a los Jam y el Modfather. Y si a los primeros sigo sin encontrarles el punto, si que me he sorprendido muy gratamente con el disco Stanley Road (1995), autoeditado por el propio Weller, donde entre un sorprendentemente elevado número de temazos, sobresale este The changingman que os traigo hoy.


Así que lo confieso: he flipado con el disco en general y con esta canción en particular, donde además de un ritmo demoledor, sobresalen un par de punteos memorables. ¡Joder, que he hecho yo con mi vida todo este tiempo! Confío en que os resulte tan atractiva como a mi. Para ir entrandole, aquí os la dejo en un concierto mas o menos de la época. Gusta, gusta, gusta. La letra, siguiendo este bonito enlace.