Diamond dogs - Every little crack

Los Diamond dogs son una de esas bandas de las que no debería quedar ni una: Para empezar vienen de un país, Suecia, donde lo que rompe la pana es el pop bailongo de Ace of base, ABBA o los jodidos Europe, forman un combo multitudinario (6 o 7 en el escenario según la época), se han hecho mayores (luego ni son una panda de niñatos guapitos de cara, ni las nenitas se tatúan su nombre en la ingle) pateando garitos sin descanso, y además tocan esa música arcaica que llaman rock'n'roll. Deberían estar muertos. Son una puta especie en extinción, como el ornitorrinco o los besugos de Lekeitio. Afortunadamente, los de Sulo Karlsson se han propuesto seguir nadando contra la corriente y aguantar otros 20 añitos en la carretera. Brindemos por eso.

Además de la actitud, el buen rollo, el líder carismático con pinta de degenerado, y un mas que notable gusto musical bien inspirado en los Faces, los Diamond dogs son contemporáneos y paisanos de otros grandísimos (y ya disueltos) pirómanos incendiarios, los Hellacopters. En aquella época (los liberadores 90) y en aquel país surgieron unas cuantas bandas con animo de dar guerra y entrarle duro a aquello que los gringos habían dejado apartado en favor del grunge y el pop-rock de colorines; rock, soul y tralla. Los salvadores de la música venían del frío. El problema es identificar quien tomará su relevo cuando los Diamond cuelguen las botas: voluntarios, den un paso al frente.

La canción que hoy os traigo probablemente no sea la mejor que hayan escrito (¿cómo olvidar Charity song en este mismo disco, o Autopilot, del Black river road?), pero pertenece al que en mi opinión es su álbum mas redondo, pleno de alma, y con una base rítmica deslumbrante (ese piano, esas horns): Too much is always better than not enough. Comprenlo si lo encuentran, y haganme la caridad de ir a verles en directo, no hay mejor medicina para la tristeza.

Aquí os dejo el vídeo-clip, donde el pistonudo Sulo se recrea en el escenario. Pura crema.