Para momentos freakis no hay nada como un poco de country en escenarios sobrecargados de decoración cow-boy-kitsch.
Como tantas otras veces, tuve que esperar a que esos jovencitos británicos de principios de los 60 se pusieran a experimentar con el country y el bluegrass para empezar a buscarle el punto a estos cowboys embutidos en vistosos y ajustados eskijamas de lentejuelas. Hasta entonces el country solo lo relacionaba con Dolly Parton y su enorme pechera, películas pseudohumorísticas de Burt Reynolds, y aquel gañan gordito con camisas de mercadillo tailandés, el tal Garth Brooks.
Más tarde me tocó tragar una por una mis poco agradecidas palabras en torno al particular, cuando fui aprendiendo a apreciar a ese grandísimo artista que fue Johnny Cash, muy especialmente a raíz de esa legendaria serie de albumes producidos por Rick Rubin en American Records. Pero por lo general no es un genero que siga o me emocione en absoluto - incluso cuando el gran JJ Cale introduce de rondón alguna cancioncilla en sus discos.
Pero luego estás en un tercer tiempo en un pueblo perdido de Gales, y entre pinta y pinta salta un espontáneo guitarra en mano, se casca este Country roads que hoy os propongo, y 50 tipos voluminosos y curtidos en los campos de rugby se hartan a cantar el estribillo entre abrazos y bromas.
Solo por propiciar ese momento se ha ganado el creador de la melodía, un tipo con pinta de globero que respondía hasta 1997 al nombre de John Denver, que le dedique un post. Este hombre lanzó el tema en 1971, y lo catapultó a partir de entonces al olimpo del country, que es de suponer que se trata de un lugar con abundancia de tabaco de mascar y carne seca de reno. O así.
Hala, aquí os la dejo en la actuación mas pastelona que he encontrado del interfecto en Youtube. Cuando me meto en la cocina, me meto bien.
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